viernes, 19 de septiembre de 2008

Legítimo derecho







En el salón del minúsculo piso de 78 metros cuadrados habitables, tal como les vendieron, Pepe y Mari intercambian pareceres con sendas tazas de té en sus manos y una solitaria tostada repintada de mermelada. Son las nueve de la mañana, Pepe aún conserva puesto el pijama, aunque se ha afeitado. Mari no se ha peinado todavía.
—Iré yo a la financiera, cariño. Yo también firmé la hipoteca—dice decidida Mari.
—No vayas, vida mía —le ruega él—, el director es un morboso y si vas ponte lo peor que tengas. No causes buena impresión o te propondrá cualquier indecencia.
—Precisamente si algo tengo es ropa y no voy a perder la ocasión de lucirla.
—No te preocupes, tonta, si vosotras las mujeres con cualquier trapo estáis guapas igualmente —trata Pepe de convencerla.
—¡De trapos nada! —dice Mari ofendida—, si tuviéramos tanto dinero como conjuntos para vestir, sería otra cosa.
—Mujer, ¿qué quieres que haga, si se llevaron la factoría nada menos que a Praga?, que está en el quinto pino.
—Si, pero ya tendrías que tener otro empleo, ¿no?
—No creas que no he buscado, pero exigen demasiados estudios, como mínimo el Bachillerato —responde Pepe compungido.
—Pero tú lo tienes… —dice ella convencida.
—No, no pasé de ESO.
—Seguro que te lo dieron solo para quitarte del medio. Siempre lo sospeché.
—¡Que tiempos aquellos, joder! —dice Pepe nostálgico—, ¿y tú, no hiciste un módulo de peluquería?
—Te engañé. Solo hice algunas prácticas, pero me echaron porque me pillaron haciéndole una felación a Rubén, un compañero que luego resultó ser gay.
—Da igual, no recordemos cosas que ahora no vienen al caso, con eso no vamos a solucionar nada —a Pepe no le hace gracia el comentario y prefiere hacer oídos sordos.
—Pero es que tenía que decírtelo.
—Mujer, déjame que te acompañe —sigue Pepe a lo suyo—, entre los dos sabremos solucionar el asunto mejor. Estoy cansado de esta situación; no tenemos ni para echar gasolina al coche.
—Lo sé, pero es que contigo es diferente.
—Mari, es un hombre muy refinado y pervertido —le advierte él.
—¡Huy, Pepe! ¡Que no! ¿Qué me va a hacer?
—Insisto Mari; ese “señor” querrá poseerte.


Días atrás comenzó la tragedia en el bufete de la financiera “La Exprimidora Feliz”, reciente aportación china a nuestro país de expertos en subrogaciones hipotecarias, como su revelador nombre indica.
—Escuche, señol Fernández; Don Pepe, con los impagos que tiene usted pol cublil, solo nos deja dos altelnativas: nos devuelve las llaves y la esclitula de propiedad, o hacemos un aleglo”calnal”. ¿Leyó usted el contenido del contlato? —le dijo a Pepe el director chino con su pintoresco acento.
—¡No puede hacer usted eso, sería un abuso deshonesto! —se escandalizó el pobre Pepe.
—Insisto, ¿leyó usted el contlato de “Pe” a “Pa”? —reiteró el doble de Jakie Chan.
—Er…, no. Yo no pude hacer el Bachillerato y la verdad es que no me atreví ni a intentarlo, me parecía que estuviera escrito en chino.
—Es que está en chino —aclaró el director con una risilla de conejo—. Pues lo explica con toda clalidad, dice: “Si el plestatalio incumpliese el pago de cuatlo o más mensualidades, inculilá en los supuestos plevistos pala lesalcil al prestamista en el apaltado “B”. Lo ignolaba, ¿veldad? Le sigo leyendo: “El prestamista podlá, en cuanto se cumplan los supuestos de incumplimiento o falta de pago, ejecutal el delecho de pelnada en el cónyuge o paleja de hecho del plestatalio, y a falta de éste, en la línea de sucesión, en el descendiente de ambos sexos, siemple que fuese mayol de edad”. Esto es el delecho de pelnada, señol Fernández, ¿lo ha entendido?
—Pero yo…ignoraba eso —dijo Pepe gimoteando, desconcertado.
—Ya veo; es usted uno de esos ignolantes que no lee la letla pequeña. No me llole señol Fernández, si lo plefiele hay otla alternativa; podemos cambial.lo pol el segulo que va anexo a la hipoteca, en el cual se le blinda otla vía de solución, donal su cuelpo a la ciencia.
—¡Estupendo!, no veo ningún problema en ello. O sea, dono mi cuerpo a la ciencia y asunto arreglado, ¿no? —dice pletórico Pepe creyendo percibir un rayo de esperanza, una escapada fácil a su delicada situación.
—No es tan sencillo, señol Fernández —responde el director—, lo malo de esta vía altelnativa es que la entlega debe sel inmediata.
—¿Se refiere usted a…? —balbucea Pepe no queriendo creer lo que oye.
—Exacto, la entlega de su cuelpo debe sel ya —concluye frotándose las manos el ladino chino.
—Pero… —titubea el otro—, a mi familia le quedaría algún tipo de paga vitalicia, ¿no?
—Ni mucho menos, usted no contlató el segulo “Vida Premium”, de paga vitalicia “nanai de la China”, únicamente quedalía cancelado el impolte deudol de la hipoteca. Bien, ¿se decide o no? No tenemos toda la vida pala decidil, ji, ji. —el malvado director parecía disfrutar con el asunto.

El pobre Pepe le pidió al director de la financiera veinticuatro horas para tomar una decisión, ya se habían cumplido y ese fue el motivo de que su esposa Mari hiciera una intentona a la desesperada. De nuevo en casa, cabizbaja y humillada se encuentra con Pepe:
—¿Cómo ha ido, cariño? —le pregunta ansioso por saber el resultado de su gestión—. ¿Se ha avenido a razones ese cabrito?
—Sí, está todo “arreglado”, solo falta un detalle.
—¿Qué detalle? ¿A qué te refieres? —le apremia Pepe.
—Lo de la letra pequeña, ya sabes…
—No has tenido más remedio que acceder a sus obscenos caprichos, ¿verdad?, ¡cerdo! —se lamenta Pepe sin demasiada convicción ya que en realidad se siente aliviado por el peso que se quita de encima.
—No, no, me ha rechazado el muy cabrón —responde Mari herida en su orgullo femenino.
—¡¿Qué te ha rechazado?! ¿Pero, qué es lo que quiere entonces ese mal nacido? —pregunta irritado Pepe.
—A ti, te quiere a ti —contesta Mari con la cabeza gacha y una burlona sonrisa
—¡No! —grita su esposo aterrado.
—Si, tú sabes que está en su derecho. Haber leído la letra pequeña —recrimina ella.

1 comentario:

Monelle/Carmen Rosa Signes dijo...

He esperado a leer los dos para dejar el comentario.Jajajaja Una particular visión de la misma idea, una situación no muy alejada de la realidad que nos rodea Realmente el resultado es más que bueno, tanto del original como de la versión que haces Andrés, dando mayor vuelta a la tuerca con la ironía ácida que te caracteriza. Felicidades.
Besos.
Carmen