“Ahora ya es tarde. Cuando yo era un hombre y tenía las riendas de mi vida y podía decidir por mí mismo, cuando no dependía de otros para la más mínima necesidad, ese abrazo me hubiera servido de tanto…ahora solo me causa dolor; no puedo corresponder siquiera a una muestra de cariño.
Ya no hay tiempo, soy un incapacitado integral y en ello van incluidas también las emociones.
No deseo otra cosa que ser olvidado, abandonado en esta reserva para desahuciados.
Nada tengo que ver ya con la vida, la verdadera vida”.
¿Tendré valor para decírselo cuando venga a verme la próxima vez?
¿Habrá próxima vez?
7 comentarios:
Cuánto dolor compañero, cuánto dolor. Y que quede todavía gente que no sea partidario de la eutanàsia. Yo siempre lo he dicho, yo no quiero vivir muchos años, a mi los que me toquen, como dice una amiga, pero eso sí, que sean con calidad de vida,con autonomía, si no prefiero morir.
Enhorabuena por este precioso microrelato.
Fran
Entrellat, gracias por tu animoso comentario.
Saludos y suerte con tu libro.
Asumes muy bien, gracias a la primera persona, ese dramatismo e intensidad de la desesperación. Dejas relucir también la incertidumbre de lo que tal vez pueda o no pasar, dejando una ventana abierta al lector, como esperando que con sus pensamientos del al protagonista el ánimo para cumplir sus deseos. Buen micro.
Besos.
Carmen
Monelle, gracias por comentar.
Besos
Por el derecho a una muerte digna.
Vivir sin sentir que vives es como estar muerto hace tiempo.
La eutanasia debería ser legal en muchos casos.
Un saludo.
Deprisa, te agradezco la lectura y comentario de este micro.
Saludos
Hola Andrés
Un micro cuento que ha cabido toda una grande historia.
Triste por eso
Inés
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