lunes, 22 de julio de 2013

El equipo invencible



Un ruido ensordecedor de puertas metálicas. Puertas de taquilla que se abren y cierran frenéticamente. Voces, risas y talante de camaradería. Testosterona a raudales, que se puede llegar a oler, mezclado con el ambiente húmedo y asfixiante de las duchas. Cuerpos atléticos, jóvenes, algunos aun desnudos, que muestran la preparación física óptima para el ejercicio duro.
Una corriente de alegría se palpa en el vestuario en los momentos previos al comienzo de la acción. Cascos para proteger las partes más vulnerables del rostro y la cabeza. Hombreras contra los encontronazos. Rodilleras, guantillas y buen calzado para correr con firmeza sobre el terreno. Todo a punto ya para la salida hacia el encuentro.
-¿Quiénes somos?-Se escucha la voz desgarrada de alguno de los componentes del equipo.
-¡Los putos amos, los invencibles rompepelotas!-responden todos a una enérgicamente, mostrando los dientes y con los ojos desorbitados por la euforia.
A una orden del que los dirige salen en tromba dispuestos a demostrar quienes son, a no dejarse vencer por el contrario.

Ninguno de ellos ha olvidado en la taquilla su preciada porra.

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