Trabajo en una empresa de mudanzas. Hace algunos meses estuvimos mi ayudante y yo en un domicilio para encargarnos del traslado de mobiliario, enseres y todo tipo de bártulos que contenía.
Me pareció extraño que me ordenaran deshacerme de un considerable número de libros, revistas y papeles variados que guardaban desde hacía muchos años en un cuarto destinado a despacho y biblioteca. No obstante hice lo que se me dijo y todo aquel material fue a la basura.
Cuando iba arrojando todo aquello al contenedor de la calle sentí curiosidad por un volumen de vistosas cubiertas y lo separé del resto. Lo guardé y una vez en casa me puse a curiosear. Se trataba de una biografía escrita de puño y letra por el propietario de la vivienda y que estaba fechado en unos diez años atrás.
Comenzaba relatando su niñez, cosas de no mucho interés para alguien que no fuera él mismo. Pocas páginas más adelante, y cuando ya casi pensé en echarlo a la basura, uno de sus capítulos llamó mi atención. Lo reproduzco aquí literalmente:
“De joven solía tener con mucha frecuencia un sueño en el que, invariablemente, me veía a mí mismo avanzando a campo descubierto hacia una montaña. En su base había la entrada a una gruta y en el umbral de la misma una mujer preciosa: rubia, de formas exuberantes a la vista y desnuda, me invitaba sin palabras a seguirla con inequívoca promesa de compartir conmigo sus favores. Cuando llegaba hasta la entrada ella se había introducido en un intrincado laberinto de pasillos.
Nunca conseguí encontrarla, por lo que siempre despertaba excitado, contrariado y frustrado.
Recurrí a Sigmund Freud para desentrañar aquel misterio que tanto llegó a desasosegarme y descubrí que la gruta de mi sueño era una referencia clara a una vagina, la montaña representaba lo inaccesible, el largo camino hasta llegar a ella era mi conciencia católica, impuesta desde mi infancia, que me culpabilizaba y reprimía mis instintos creando una prudencial distancia que me alejara de el pecado.
El laberinto eran mis dudas; un sinfín de excusas autoinducidas o provocadas por mi inseguridad, mi inexperiencia sexual manifiesta a esa edad. Yo mismo me ponía obstáculos para llegar a consumar ya que mi virginidad me provocaba incertidumbre ante lo desconocido.
En el fondo deseaba no alcanzar a aquel cuerpo que tanto deseaba porque, tal vez, a la hora de la verdad no fuera capaz de dar lo que se esperaba de mí.
Una vez descubierto el significado de mi sueño lo tenía claro; ¡Debía ir urgentemente de putas!
Nunca más tuve ese sueño.
Por cierto, me salió más barata la puta que el ejemplar de “El significado de los sueños” de Freud.
Y menos traumático.
En Barcelona a 20 de Noviembre de 1998”
Me pareció extraño que me ordenaran deshacerme de un considerable número de libros, revistas y papeles variados que guardaban desde hacía muchos años en un cuarto destinado a despacho y biblioteca. No obstante hice lo que se me dijo y todo aquel material fue a la basura.
Cuando iba arrojando todo aquello al contenedor de la calle sentí curiosidad por un volumen de vistosas cubiertas y lo separé del resto. Lo guardé y una vez en casa me puse a curiosear. Se trataba de una biografía escrita de puño y letra por el propietario de la vivienda y que estaba fechado en unos diez años atrás.
Comenzaba relatando su niñez, cosas de no mucho interés para alguien que no fuera él mismo. Pocas páginas más adelante, y cuando ya casi pensé en echarlo a la basura, uno de sus capítulos llamó mi atención. Lo reproduzco aquí literalmente:
“De joven solía tener con mucha frecuencia un sueño en el que, invariablemente, me veía a mí mismo avanzando a campo descubierto hacia una montaña. En su base había la entrada a una gruta y en el umbral de la misma una mujer preciosa: rubia, de formas exuberantes a la vista y desnuda, me invitaba sin palabras a seguirla con inequívoca promesa de compartir conmigo sus favores. Cuando llegaba hasta la entrada ella se había introducido en un intrincado laberinto de pasillos.
Nunca conseguí encontrarla, por lo que siempre despertaba excitado, contrariado y frustrado.
Recurrí a Sigmund Freud para desentrañar aquel misterio que tanto llegó a desasosegarme y descubrí que la gruta de mi sueño era una referencia clara a una vagina, la montaña representaba lo inaccesible, el largo camino hasta llegar a ella era mi conciencia católica, impuesta desde mi infancia, que me culpabilizaba y reprimía mis instintos creando una prudencial distancia que me alejara de el pecado.
El laberinto eran mis dudas; un sinfín de excusas autoinducidas o provocadas por mi inseguridad, mi inexperiencia sexual manifiesta a esa edad. Yo mismo me ponía obstáculos para llegar a consumar ya que mi virginidad me provocaba incertidumbre ante lo desconocido.
En el fondo deseaba no alcanzar a aquel cuerpo que tanto deseaba porque, tal vez, a la hora de la verdad no fuera capaz de dar lo que se esperaba de mí.
Una vez descubierto el significado de mi sueño lo tenía claro; ¡Debía ir urgentemente de putas!
Nunca más tuve ese sueño.
Por cierto, me salió más barata la puta que el ejemplar de “El significado de los sueños” de Freud.
Y menos traumático.
En Barcelona a 20 de Noviembre de 1998”
10 comentarios:
Esa gruta de tu protagonista nos ha atenazado a muchos de nosotros.
La educación, las normas sociales y nuestros propios medios la mantuvieron hasta... ¿ir de putas?.
EStupendo relato la metáfora buscada, hallada o vivida, es clara y precisa. El final, totalmente lógico aunque no predecible. Me ha gustado mucho.
Bicos.
Fonsilleda, gracias por comentar. Veo que eres de las más rápidas en leer lo nuevo de mi blog.
Un beso.
Anhermart...
creo que la interpretación... digamos que le vino como anillo al dedo... jajaja!!!
muy bueno y entretenido!!!!
beso!!!
Ursula:
Gracias por pasar por aquí y comentar.
Bienvenida
Besos
Anhermart...
te debo un comentario serio amigo querido... disculpa... a veces,
como en ese comentario tan a la ligera... el cansancio me hace decir tonterías...
realmente me parece muy creativo tu relato... esa alusión a Freud por supuesto lo llevaría a este personaje de la mano por el lado de la interpretación delirante y sexual que luego le daría el soñador... esas respuestas...
el final... soberbio!!!
gracias por el rato de buena
literatura y disculpa mi exabrupto.
beso!!!
Primera vez que te visito, y lego desde el blog de Manuel Aljama, la verdad es que he descubierto un interesante relato dado que a mi me atrae mucho el significado de los sueños, pero pienso como Ursula, le vino como anillo al dedo
Un abrazo
Stella
Ursula
Gracias por segunda vez y por molestarte en añadir algo más a tu anterior comentario.
Besos
Stella
Bienvenida a mi blog, agradezco tu comentario.
Un abrazo
Lo que no se te ocurra amigo. jaja Genial, muy buena.
Besos.
Carmen
Espero soñar lo que as escrito esta noche y mañana me iré de putas,me as despertado de mi letargo con tu historia que es buenísima eres único.
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